III Encuentro Nacional de Estética y Filosofía del Arte: Inscripciones agotadas

lunes, 18 de febrero de 2013

Inscripciones agotadas

Informamos a todos, que el III Encuentro en Estética y Filosofía del Arte, ha agotado sus cupos de inscripción. Ello demuestra la gran acogida que ha tenido el mismo y la expectativa que se ha generado alrededor de los temas que hemos de tratar.

De todos modos, estaremos atentos, si hay alguna cancelación en las inscripciones -en cuyo caso se abriría un cupo para los que nos han escrito solicitandolo- o si es posible ampliar, aunque sea un mínimo, el número de cupos.

Muchas gracias a todos, por la aceptación que ha tenido este evento.

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Líneas temáticas del Encuentro

1. Visualidades: redefiniendo el arte, las imágenes y su historia.

Hemos asistido en los últimos años, a partir de los llamados Estudios Visuales, a la emergencia de un terreno nuevo en la indagación sobre las imágenes y la relación que las mismas establecen entre ellas y con el entorno. Estudios que al menos, en principio, plantearon nuevas preguntas sobre la imagen, su historicidad, sus formas de apropiación e incluso, se plantearon nuevos caminos que pusieran en entredicho la tradicional Historia del Arte. Sin embargo, cabe la pregunta: ¿Hasta dónde se han renovado los estudios sobre la imagen? ¿Qué nuevas consideraciones su pueden hacer para su estudio, más allá de los caminos ya harto conocidos de la semiótica o acaso, los siempre abiertos e inconclusos de una hermenéutica? ¿Se ha renovado o se ha forjado una historia distinta para lo que llamamos la Historia del Arte? ¿Hay un agotamiento de los Estudios Visuales? ¿Fueron efecto mediático y publicitario o realmente, han brindado nuevas aproximaciones teóricas y conceptuales?

2. El objeto (artístico) en el horizonte técnico y en el espacio urbano

Las posibilidades de una estética expandida, perfiladas ya en la estética fisiológica nietzscheana y en la idea de sensorium de Walter Benjamin, conducen directamente a la pregunta por la técnica y en particular, por el modo en que los objetos -en cuanto fruto de dichas relaciones técnicas- juegan en la sensibilidad de los individuos, que a su vez, se revelan también como producto de esas relaciones. Dicha conciencia técnica, que reactualiza los temores prometeicos, ha incidido en las formas de expresión artística ya desde fines del siglo XIX, pero sobre todo, ha sido fundamental para renovar las formas expresivas en la última centuria. El descentramiento del arte -que consuma o bien la pérdida de aura (anunciada ya por Baudelaire) o incluso su renovación en forma de aura móvil y débil (dependiendo de su carácter efímero e incluso de su relación con los mercados)-, es expresión de que el objeto arte es algo distinto a aquel que emergió en el Renacimiento y que se consolidó al tenor de los discursos estéticos del siglo XVIII. La pregunta incluso sobre qué es arte, cómo se vincula con otros fenómenos (el crecimiento urbano y la estetización de la vida cotidiana), y desde dónde hablar de esos fenómenos expresivos, son campos de inquietud que tienen cabida en esta consideración.

3. Narrativas e imágenes de la subjetividad

Cuando recientemente, Giorgio Agamben nos recordó las reflexiones de Walter Benjamin sobre la pérdida de la experiencia, descubrimos algo que el pensador alemán había dejado como puerta abierta: el individuo se define en un lenguaje puesto en marcha a través de una forma narrativa; y ese individuo, que existe en cuanto sale de su estado de infans (ser todavía no hablante, antes de cualquier habla), puede revestirse de diversas formas, siendo la del sujeto moderno -heredero del cogito cartesiano, de la confesión cristiana y de las formas de regulación estésica sobre el cuerpo- una de esas alternativas históricas. Sujeto que se vincula a ciertas formas de narrar el mundo y de narrarse a sí mismo, pero que al contrario de lo expuesto por Benjamin, engendran no una pérdida de experiencia sino otras formas de la experiencia. El lector de novelas decimonónico, el consumidor mediático contemporáneo y el artista que no dice sino que tan solo expresa, revelan que la experiencia es fundamentalmente experiencia estética; y al mismo tiempo dimensionan cómo se inventan nuevos lenguajes, como narrar(se) no es únicamente lo que permite configurar una identidad cualquiera (no la que consolida una comunidad -como en los ejemplos benjaminianos- ni menos todavía la del sujeto soberano), sino la de subjetividades en devenir, en estrategias simulatorias que ponen en vilo cualquier anclaje en una supuesta mismidad y en vez, abren a una otredad infinita, imprecisa e inasible.

lunes, 18 de febrero de 2013

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